Hotel Son Brull

El encargo consistía en la ampliación y reforma de un hotel rural que ocupaba un antiguo monasterio del s. XVIII. Los clientes deseaban rehabilitar y ampliar el spa situado en el edificio principal, así como la construcción de cuatro nuevas villas en el territorio adyacente.

La intervención tiene como objetivo ser parte del territorio, ser paisaje. No pretende ocuparlo, más bien construirlo, crear un gran jardín, un lugar por donde pasear.

Para evitar competir con la arquitectura histórica y aprovechar la topografía del entorno, las villas acaban fundiéndose con los muros de piedra de las terrazas que componen el paisaje agrícola de la zona, creando un conjunto donde la edificación y los espacios verdes se vuelven simbióticos.

La ampliación del spa en el edificio histórico existente implicaba la incorporación de salas con vistas hacia el entorno. Nuestra mayor preocupación fue que el edificio del s. XVIII de aspecto macizo no descansara sobre una base acristalada: grandes pérgolas de madera y vegetación borran el brillo de los cristales situándolos en segundo plano.

Desde la lejanía todo continúa igual.